Cómo hacer clases cambió mi vida

Por Andrés Howard | August 22

Hablar en público según diversos estudios es uno de los grandes sustos que tienen las personas, y yo no era la excepción. Cuando tenía una disertación en clases, la noche anterior no dormía y la clase se me hacía eterna, con el pecho apretado y las manos transpirando.

En primer año de ingeniería descubrí un curso que me encantó y disfrutaba enseñarle a mis amigos: Programación. Durante ese semestre decidí que algún día yo sería el profesor de ese curso.

Pasó el tiempo y cuando estaba en tercer año tomé la ayudantía del curso, y mi rol era justamente hacer clases prácticas: ejercicios donde aplicábamos lo visto en clases por el profesor.

Cuando entraba a esa clase el mundo cambiaba: ya no me generaba incomodidad hablar ante 60 personas y no me angustiaba pensar que me podían hacer preguntas. Era feliz de poder ayudar a los alumnos a entender los contenidos y cómo aplicarlos.

Realmente disfrutaba hacer esas clases y los alumnos lo percibían, porque me decían que disfrutaban ir a mi clase. De hecho alumnos de otra sección iban también a mi ayudantía porque sentían que les servía más.

Pasaron los años y volví a la universidad para hacer un postgrado en ingeniería de software y tuve la oportunidad de ser el profesor del curso que 10 años antes me había propuesto. Esto ha sido una increíble experiencia enseñándole programación a alumnos de primer año, y ver sus caras cuando se dan cuenta que al poco andar son capaces de darle instrucciones precisas a un computador incluso cuando se declaraban “nulos con los computadores” antes del curso. Y llevo 8 semestres siendo el profesor de Programación y aparte de la satisfacción de enseñar una habilidad nueva a mis alumnos he aprendido a llevar a cabo proyectos, organizar y planificar, hablar en público, manejar crisis, tener conversaciones difíciles, etc.

Gracias a hacer clases ahora no sufro cuando tengo que dar mi opinión en reuniones grandes y soy capaz de identificar aquellos que necesitan un empujón para dar lo mejor de sí. Si tienes las ganas de hacer clases y enseñar a otros te recomiendo 100% hacerlo.