Sistematizando la toma de decisiones

Por Andrés Howard | July 24

Tomar decisiones es una actividad cansadora, porque tenemos que analizar las implicancias de cada una de las opciones antes de elegir una. Si todos los días tenemos que tomar muchas decisiones nuestros días se hacen muy agotadores y por lo tanto estamos más cansados a la hora de tomar las más importantes.

Son super conocidas personas como Steve Jobs o Mark Zuckerberg que se visten todos los días con ropa igual porque afirman que buscan disminuir la cantidad de decisiones que deben tomar a diario. Al principio puede parecer de otro mundo, pero si vamos un paso más allá en las mañanas tomamos muchas decisiones que perfectamente nos podríamos evitar: qué tomo de desayuno?, qué ropa me pongo?, me abrigo o no es necesario?, dónde están mis cosas?, etc. Antes de salir de la casa ya hemos tomado muchas decisiones. Por otro lado, si trabajamos remoto toca elegir dónde voy a trabajar hoy día, y todo esto antes de partir el día.

Durante el día en el trabajo muchas más decisiones nos va a tocar tomar, algunas con más impacto que otras, pero decisiones al fin y al cabo. Este torrente inagotable de decisiones deja a la mayoría agotado en la tarde y lo único que quieren es descansar. Es clave entonces pensar cómo puedo hacer para tomar menos decisiones y cuidar así mejor mi energía durante el día. En mi opinión la clave está en sistematizar la toma de decisiones.

Pensemos que somos capaces de crear un sistema que toma decisiones de manera automática por nosotros sin tener que evaluar cada alternativa por nosotros mismos. Suena mágico pero no lo es. De hecho es super lograble, sólo tenemos que definir algunos parámetros para alimentar el sistema. Con esos parámetros podemos definir los ejes rectores de toda nuestra toma de decisiones. Así, toda decisión va a pasar por el sistema y el resultado va a salir casi sin esfuerzo.

Pensemos por ejemplo que me gusta mucho andar en bicicleta y todas las semanas espero que llegue el sábado en la mañana para ir al cerro. Cada vez que me conviden a alguna parte el sábado en la mañana o a una fiesta el viernes en la noche me voy a desgastar evaluando qué hacer. Por un lado es un panorama interesante pero por otro llevo esperando toda la semana para ir al cerro. Si defino como principio que los sábado salgo en bicicleta porque es algo que me gusta mucho hacer, entonces la decisión pasa a ser automática: declinar las invitaciones de los viernes en la noche y sábados en la mañana. Y la mejor parte, es que lo puedo hacer sin culpa y sin desgaste. La decisión se toma automáticamente.

Si tengo una empresa en la que estoy en etapa de validar mi producto y conseguir clientes nuevos, cada vez que sale una solicitud de una nueva funcionalidad tengo que evaluar si desarrollarla y postergar la búsqueda de nuevos clientes o decir que no (o no por ahora) y seguir buscando clientes. Si hago esto todo el tiempo no voy a llegar a ninguna parte. En cambio, si defino como principio que sólo estoy enfocado en validar lo que ya tengo, las decisiones se toman solas. Puedo ir guardando todas las solicitudes que me hacen para evaluarlas más adelante, pero por el momento la respuesta es no.

Al definir principios que guíen la toma de decisiones, estos actúan como filtros y disminuyen la cantidad de decisiones que tenemos que tomar todos los días. Estos principios pueden estar alineados a metas que queremos lograr o a hábitos. Por ejemplo, si decido ser vegano no voy a estar evaluando si comer o no cada vez que veo un pedazo de carne. Esa decisión se toma automáticamente.

Disminuyendo la cantidad de decisiones que tomamos cada día el agotamiento por las tardes va a disminuir, y la calidad de las decisiones va a mejorar.

PD: Después de todo este análisis, que me tomó años, supe que hay un libro muy conocido llamado Principles por el autor Ray Dalio que trata este mismo tema.